viernes, 20 de febrero de 2015

Comentario de texto (3º)



Texto 3º

"Y habiendo advertido que esta gran certeza que todo el mundo les atribuye, no está fundada sino que se las concibe con evidencia, siguiendo la regla que anteriormente he expuesto, advertí que nada había en ellas que me asegurase de la existencia de su objeto. Así, por ejemplo, estimaba correcto que, suponiendo un triángulo, entonces era preciso que sus tres ángulos fuesen iguales a dos rectos; pero tal razonamiento no me aseguraba que existiese triángulo alguno en el mundo. Por el contrario, examinando de nuevo la idea que tenía de un Ser Perfecto, encontraba que la existencia estaba comprendida en la misma de igual forma que en la del triángulo está comprendida la de que sus tres ángulos sean iguales a dos rectos o en la de una esfera que todas sus partes equidisten del centro e incluso con mayor evidencia. Y, en consecuencia, es por lo menos tan cierto que Dios, el Ser Perfecto, es o existe como lo pueda ser cualquier demostración de la geometría." Descartes, Discurso del Método.




Un posible comentario de texto (tiempo aproximado: 45-50 minutos).

2 a.- Analice las expresiones subrayadas en el texto.
2 b.- Exponga la temática planteada en el texto.
2 c.- Justificación del tema desde la posición filosófica del autor.

2 b.- En este fragmento,  perteneciente al capítulo IV del Discurso del Método, Descartes aborda la demostración de la existencia de Dios. Aunque lo hace con una terminología diferente, en definitiva, es el mismo argumento ontológico que ya utilizara S. Anselmo en la Edad Media.

Según Descartes, analizando nuestro pensamiento, encontramos una serie de ideas que no son adventicias (que parecen provenir de la experiencia, como la de “caballo”, “ala”, etc.) ni facticias (construidas a partir de otras ideas, como la “caballo con alas”). Estas ideas son las innatas. Son pocas y las encontramos en nuestro interior, como las de pensamiento o existencia. Pero entre ellas también encontramos la de infinitud, que Descartes asocia a la de Dios. Pero el que esas ideas estén en nuestro pensamiento, no quiere decir que existan.

Como dice en este fragmento, poseemos la idea de triángulo, y en ella comprendemos que la suma de sus tres ángulos es igual a la de dos rectos. Es decir, que necesariamente tiene que ser así, como el que en una esfera todas sus partes equidisten del centro. Pero ello no quiere decir que exista. Pero veamos qué sucede con la idea de Dios. Por Dios entendemos el Ser Perfecto. Pero en este caso, en esta idea de Ser Perfecto, es imposible que le falte la existencia; es decir que necesariamente tiene que existir, pues si no no sería perfecto. Lo mismo que la suma de los ángulos del triángulo tiene que ser igual a dos rectos, Dios, el ser perfecto, tiene que existir. Ambas cuestiones se encuentran comprendidas en las dos ideas, en la de triángulo y en la Dios. ¿Se puede pensar en un triángulo en el que la suma de sus tres ángulos no sea igual a dos rectos? Pues en la misma medida no podemos pensar que al Ser Perfecto le falta la existencia. En definitiva, lo mismo que en cualquier demostración de la geometría, podemos decir que  Dios existe. Este argumento, el argumento ontológico aquí expuesto, será una de las dos formas con las que Descartes demuestra la existencia de Dios.

La otra forma con la que Descartes demostrará la existencia de Dios será con la aplicación del principio de causalidad a la idea de Dios. Entiende Descartes que el contenido objetivo de toda idea debe tener una causa proporcionada que la produzca, es decir que posea el mismo contenido objetivo. La idea de Dios o infinito, por tanto, debe tener una causa que posea tal contenido objetivo, tal realidad en sí misma. Como yo, finito, no puedo ser la causa de esa idea, tiene que haber una realidad infinita fuera de mi que haya sido la causa de dicha idea. Esa causa es Dios, ser infinito. Por tanto, Dios existe como realidad infinita.

La demostración de la existencia de Dios, se convertirá en Descartes en un recurso necesario en la elaboración de su sistema. Sin él, como ahora veremos en la justificación, Descartes no podría haber salido del pensamiento para demostrar la existencia de la realidad extramental.

2. c.- ¿Por qué es fundamental el recurso de Dios, la demostración de su existencia? Veamos: Descartes quería construir un sistema de conocimientos de cuyas proposiciones no se pudiese albergar ningún tipo de duda. Para ello se había propuesto aplicar el método deductivo que tan buenos resultados había proporcionado a las matemáticas. Él lo simplificó con las cuatro reglas: evidencia, análisis, síntesis y enumeración.

Pero el problema para la aplicación del método era encontrar esa primera verdad que fuera evidente por sí misma, absolutamente cierta y a partir de la cual poder continuar con la deducción. Descartes tenía motivos para no aceptar verdades que se presentaban como tales. En primer lugar, porque aunque es improbable que los sentidos nos engañen, la improbabilidad no significa certeza; es la conocida falacia de los sentidos. En segundo lugar, porque no podemos estar seguros de distinguir entre la vigilia y el sueño. Por último (Descartes añade posteriormente un motivo más radical), dormidos o despiertos, las verdades como las de las matemáticas son ciertas, pero  tal vez pueda existir un genio maligno que nos haga creer en su certeza no siendo así. Por tanto, es necesario eliminar esos motivos de duda si se quiere aplicar con éxito el método. Encontrar esa primera verdad parecía tarea imposible y que abocaba al escepticismo. Pero Descartes de una cosa no puede albergar la más mínima duda: del hecho de estar dudando y estar pensando, el ser una cosa que piensa (res cogitans); de ahí su célebre frase “pienso, luego existo”. Encontrada esa primera verdad, la existencia del sujeto que duda y piensa, absolutamente cierta, Descartes se pregunta por aquello que hace que esta proposición lo sea. Consiste en la claridad y distinción con la que son percibidas. Este criterio de certeza o regla general le servirá para saber cuándo podemos admitir una proposición como verdadera, como el hecho de saber que yo, como sustancia pensante, soy una cosa diferente del cuerpo.

Pero hasta ahora lo único que Descartes ha admitido es el ser una sustancia pensante. Pero, ¿cómo demuestra la existencia de la realidad extramental, como decía al principio de la justificación?. Tras el análisis de las ideas y la demostración de la existencia de Dios, mediante el argumento ontológico en este fragmento que comentamos y ya explicado en la exposición del tema, Descartes sí puede afirmar la existencia de esa realidad extramental, del mundo, despejando cualquier sombra de duda: Dios, perfecto y sumamente bondadoso, no puede permitir que me engañe al pensar que el mudo existe; por tanto, el mundo existe. Ahora podemos entender por qué era un recurso necesario en su sistema la demostración de la existencia de Dios. De lo contrario, Descartes no podría haber seguido avanzando con pasos firmes y seguros, sin sombra de duda, en la construcción del sistema, no podría haber salido del pensamiento, verdad segura y cierta hallada. Ahora ya sí puede seguir adelante con la deducción. Una vez admitida la existencia del mundo, constituido de extensión y movimiento, se podrán deducir la física y las leyes del movimiento, deducción que el propio Descartes llevó a cabo.

De esta manera, la realidad para Descartes quedaría constituida por tres sustancias: Dios o infinito, pensamiento (res cogitans) y extensión (res extensa). Aunque en rigor solamente podría haber una única sustancia “todo aquello que existe y no necesitas de otra cosa para existir” (Dios), al insistir Descartes en que el alma (pensamiento) es una sustancia distinta del cuerpo (cosa extensiva), lo que pretende es salvaguardar la libertad del alma, evitando el mecanicismo determinista de la materia. Con ello se observa también la raíz antropológica del pensamiento cartesiano y su profunda preocupación por el ser humano, tratando como objetivo de su filosofía el fundar la libertad en la razón para así conseguir la felicidad y perfección humanas.


martes, 17 de febrero de 2015

Comentario de texto (2º)


Texto 2º

“Analizadas estas cuestiones, reflexionaba en general sobre todo lo que se requiere para
afirmar que una proposición es verdadera y cierta, pues, dado que acababa de identificar una
que cumplía tal condición, pensaba que también debía conocer en qué consiste esta certeza. Y
habiéndome percatado que nada hay en pienso, luego soy que me asegure que digo la verdad, a
no ser que yo veo muy claramente que para pensar es necesario ser, juzgaba que podía admitir
como regla general que las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas
verdaderas; no obstante, hay solamente cierta dificultad en identificar correctamente cuáles son
aquellas que concebimos distintamente”. (R. DESCARTES, Discurso del Método, IV).


2. Comentario del texto:
 Apartado a) Explicación de las expresiones subrayadas.
 Apartado b) Exposición de la temática del mismo.
 Apartado c) Justificación del tema del texto desde la posición filosófica del autor.

*Duración: 50 minutos. Atención: si estas cuestiones hubiera que resolverlas en un examen de Selectividad, habría que intentar hacerlas en 45 minutos; dejando los restantes 45 para 1)  Contexto histórico, cultural y filosófico del autor del texto, y 3) Relación del tema elegido con otra posición filosófica y valoración razonada de su actualidad.

*Nota: es conveniente no pisar ni en el tema del texto ni en el análisis de los términos lo que después se planteará como justificación-


 2. a)      Analice la expresión clara y distintamente.


Descartes entiende por clara a la idea que está presente y manifiesta para una mente atenta, al igual que decimos que vemos con claridad aquellas cosas que están presentes ante nuestros ojos atentos y los mueven de un modo suficientemente fuerte y manifiesto. Llama distinta a aquella que, siendo clara, está separada y segregada de todas las demás, hasta el punto de que no contiene en sí misma nada más que lo que es claro. Claridad y distinción es el criterio de certeza, de manera que Descartes establece la siguiente regla general: todo aquello que se perciba con claridad y distinción es verdadero. Por eso, también, la primera regla del método, la evidencia, consistirá en no admitir ninguna proposición, ningún juicio que no sea concebido con claridad y distinción. 


2. b)   Explique el tema del texto.

En este fragmento de la 4ª parte del “Discurso del Método…”, Descartes comenta cómo por fin había alcanzado una primera verdad evidente por sí misma, una verdad absolutamente cierta de la que no se podía dudar, esta es, la existencia del sujeto que duda y piensa. Al haber encontrado esta verdad, Descartes consigue salir del escepticismo al que había llegado previamente tras llevar a cabo el proceso de eliminación todos aquellos conocimientos, ideas y creencias que no aparecieran dotados de una certeza absoluta. La duda con la que comienza Descartes, en el sentido de que no encontraba ninguna verdad de la que no pudiera dudar, es una duda metódica, es una exigencia del método en su momento analítico.

Pero encontrada esa primera verdad, “pienso, luego soy”, lo que a continuación se pregunta Descartes es qué es lo que hay en ella que la haga absolutamente cierta. Si se consigue saber qué es lo que ha hecho, o nos permite aceptar, a esa idea como absolutamente cierta, podremos saber cuáles son las condiciones que se necesitan para admitir como verdadera cualquier otra idea o proposición; cuándo estamos también en presencia de otras verdades. ¿Qué tiene el “pienso, luego soy” que la hace absolutamente cierta? Dado que se ve muy claramente que para pensar es necesario ser, Descartes sostiene que lo que hace que esta idea sea absolutamente cierta es que se percibe con "claridad y distinción" (términos analizados más arriba). Por tanto, si la claridad y distinción es lo que hace verdadero al “pienso, luego soy”, ("ver muy claramente que para pensar es necesario ser") también la claridad y distinción es lo que hará de cualquiera otra proposición o idea el que pueda ser admitida como verdadera. Aunque admite cierta dificultad para identificar cuáles son distintas, la claridad y distinción se convertirá así en la regla general, en el prototipo de toda verdad y de toda certeza, que será aplicada por Descartes a lo largo del proceso deductivo, del sistema en el que irá construyendo el edificio entero de nuestros conocimientos.

2. c)     Justifique el tema del texto desde la posición filosófica del autor.

¿Por qué necesita Descartes esa regla general que le permita aceptar ideas o proposiciones como verdaderas? Porque Descartes quería construir un sistema de conocimientos de cuyas proposiciones no se pudiese albergar ningún tipo de duda. Para ello se había propuesto aplicar el método deductivo que tan buenos resultados había proporcionado a las matemáticas. Él lo simplificó con las cuatro reglas: evidencia (no admitir por verdadero más que aquello que es captado con claridad y distinción, como aprecia Descartes en el texto acerca de esa primera verdad encontrada), análisis, síntesis y enumeración.

Pero el problema para la aplicación del método era encontrar esa primera verdad que fuera evidente por sí misma, absolutamente cierta y a partir de la cual poder continuar con la deducción. Descartes tenía motivos para no aceptar verdades que se presentaban como tales. En primer lugar porque aunque es improbable que los sentidos nos engañen, la improbabilidad no significa certeza, es la conocida falacia de los sentidos. En segundo lugar porque no podemos estar seguros de distinguir entre la vigilia y el sueño. Por último (Descartes añade posteriormente un motivo más radical), dormidos o despiertos, las verdades como las de las matemáticas son ciertas, pero tal vez pueda existir un genio maligno que nos haga creer en su certeza no siendo así. Por tanto, es necesario eliminar esos motivos de duda si se quiere aplicar con éxito el método. Encontrar esa primera verdad parecía tarea imposible y que abocaba al escepticismo. Pero Descartes de una cosa no puede albergar la más mínima duda: del hecho de estar dudando y estar pensando, el ser una cosa que piensa (res cogitans); de ahí su célebre frase “pienso, luego existo”. Encontrada esa primera verdad, la existencia del sujeto que duda y piensa, absolutamente cierta, Descartes se pregunta por aquello que hace que esta proposición lo sea. Precisamente, esta reflexión y análisis es lo que Descartes realiza en el texto que estamos comentando. Consiste en la claridad y distinción con que se percibe (la expresión ha quedado analizada en el apartado a). Este criterio de certeza o regla general le servirá para saber cuándo podemos admitir una proposición como verdadera, como el hecho de saber que yo, como sustancia pensante, soy una cosa diferente del cuerpo.

Pero hasta ahora lo único que Descartes ha admitido es el ser una sustancia pensante. ¿Cómo demostrar la existencia de la realidad extramental? Tenemos la idea de mundo, pero con ello no podemos decir que quede demostrado que el mundo exista. ¿Cómo salir del pensamiento, de esa primera verdad que hemos alcanzado? Para ello Descartes analiza el pensamiento. Su actividad consiste en pensar ideas. Entre ellas encuentra las que parecen provenir del exterior (adventicias) y las que surgen de unir otras ideas (facticias). Ninguna de ellas le sirve para demostrar la existencia del mundo. Pero también encuentra otro tipo de ideas que no son ni adventicias ni facticias: son innatas. Por ejemplo la idea de infinito o Dios. Mediante el argumento ontológico y la causalidad aplicada a la idea de Dios, Descartes demuestra su existencia.

Demostrada la existencia de Dios, Descartes sí puede afirmar la existencia del mundo despejando cualquier sombra de duda: Dios, perfecto y sumamente bondadoso, no puede permitir que me engañe al pensar que el mudo existe; por tanto, el mundo existe. Admitida la existencia del mundo, constituido de extensión y movimiento, se podrán deducir la física y las leyes del movimiento, deducción que el propio Descartes llevó a cabo.

De esta manera, la realidad para Descartes quedaría constituida por tres sustancias: Dios o infinito, pensamiento (res cogitans) y extensión (res extensa). Aunque en rigor solamente podría haber una única sustancia “todo aquello que existe y no necesitas de otra cosa para existir” (Dios), al insistir Descartes en que el alma (pensamiento) es una sustancia distinta del cuerpo (cosa extensiva), lo que pretende es salvaguardar la libertad del alma, evitando el mecanicismo determinista de la materia. Con ello se observa también la raíz antropológica del pensamiento cartesiano y su profunda preocupación por el ser humano, tratando como objetivo de su filosofía el fundar la libertad en la razón para así conseguir la felicidad y perfección humanas.



domingo, 8 de febrero de 2015

Comentario de texto (1º)





Texto 1


Pero al igual que un hombre que camina solo y en la oscuridad, tomé la resolución de avanzar tan lentamente y de usar tal circunspección en todas las cosas que aunque avanzase muy poco, al menos me cuidaría al máximo de caer. Por otra parte, no quise comenzar a rechazar por completo algunas de las opiniones que hubiesen podido deslizarse durante otra etapa de mi vida en mis creencias sin haber sido asimiladas en la virtud de la razón, hasta que no hubiese empleado el tiempo suficiente para completar el proyecto emprendido e indagar el verdadero método con el fin de conseguir el conocimiento de todas las cosas de las que mi espíritu fuera capaz. (R. Descartes: Discurso del Método II).


2. Comentario del texto:

 Apartado a) Explicación de las expresiones subrayadas.
 Apartado b) Exposición de la temática del mismo.
 Apartado c) Justificación del tema del texto desde la posición filosófica del autor.

*Duración: 50 minutos. Atención: si estas cuestiones hubiera que resolverlas en un examen de Selectividad, habría que intentar hacerlas en 45 minutos; dejando los restantes 45 para 1)  Contexto histórico, cultural y filosófico del autor del texto, y 3) Relación del tema elegido con otra posición filosófica del autor y valoración razonada de su actualidad.

*Nota: es conveniente no pisar ni en el tema del texto ni en el análisis de los términos lo que después se planteará como justificación-

 2. a) Explicación de las expresiones subrayadas.

Razón: Para Descartes, la razón es la única fuente fiable de conocimiento, la única que puede garantizar unos conocimientos seguros, que posean certeza. Esta razón, que se aplica al conocimiento teórico de la verdad y al ordenamiento práctico de la conducta, es una y la misma. Las opiniones y creencias erróneas no provienen de la razón en cuanto tal, sino del mal uso que de ella se hace debido al empleo de métodos inadecuados o a su ausencia. La razón utiliza dos modos de conocimiento, la intuición (la razón capta las naturaleza simples u objetos sin posibilidad de duda o error) y la deducción (las que se siguen de las naturalezas simples captadas por intuición, objetos más complejos). Aunque la razón posee dos facultades, el entendimiento y la voluntad, en sentido estricto “razón” es sinónimo de entendimiento.

Método: En general, “método” significa camino. De esta forma, el método sería el camino que se utilizará para alcanzar conocimientos verdaderos. Descartes entendía que el método adecuado es el método deductivo, que tan buenos resultados había dado en las ciencias formales, si bien es cierto que hasta entonces aún presentaba ciertos errores y confusiones en su utilización. Descartes simplifica el método en 4 “reglas ciertas y fáciles mediante las cuales el que las observe exactamente no tomará nunca nada falso por verdadero y llegará al conocimiento verdadero de todo lo que es capaz”. El método es necesario para que la razón consiga la verdad.


2.  b) Exposición de la temática del mismo.

Este texto pertenece a la 2ª parte del “Discurso del Método”. En esta 2ª parte, Descartes indaga acerca del método que debe seguir para reconstruir el sistema entero del conocimiento desde sus cimientos, desde la razón misma. No en vano, como todos los racionalistas (fue su fundador), Descartes afirmaba la autosuficiencia de la razón. Y dado que para Descartes la razón es única, solo puede haber un único saber aun cuando se aplique a objetos diversos.

Descartes se propondrá la tarea de encontrar el método que responda a la dinámica interna de la razón. Y puesto que es única, de manera prioritaria interesa conocer su estructura y funcionamiento, para poder aplicarla correctamente y, de este modo, alcanzar conocimientos verdaderos y provechosos. Por tanto, no será un método particular para una ciencia concreta, sino un método universal aplicable al conocimiento general. Pero para ello, Descartes sostiene que en este estudio es necesario adoptar algunas preocupaciones. La primera es evitar la ligereza, que ya había criticado un poco antes. La segunda, actuar con circunspección, o sea, analizar las cosas con mucho cuidado para no caer en errores. La tercera, no abandonar las opiniones previas, prerracionales, las que había recibido en su formación anterior, como la filosofía escolástica, hasta no haber terminado el proyecto de reforma y no haber descubierto el método adecuado. Para este método basado exclusivamente en la razón, entiende Descartes que es necesario que hasta que la razón no muestre qué conocimiento, qué verdades pueden aceptarse como verdaderas por ser evidentes, no puede prescindirse totalmente de las opiniones y creencias que anteriormente había compartido.

A continuación, Descartes se planteará el estudio del método deductivo que se venía aplicando en las ciencias formales (geometría, álgebra, lógica), que si bien se había utilizado con diversos errores, como continuará un poco más adelante, también ofrecía buenos resultados. Finalmente lo simplificará en cuatro reglas.

2. c) Justifique el tema del texto desde la posición filosófica del autor.

La primera regla, la evidencia, consiste en no aceptar como verdadera cosa alguna que no sea clara y distinta. Entiende Descartes dos modos de conocimiento: la intuición (“luz o instinto natural” que tiene por objeto las naturalezas simples: por medio de ella captamos inmediatamente conceptos simples emanados de la razón misma) y por deducción (sucesión de intuiciones de natrualezas simples y de lasconexiones entre ellas). La segunda es el análisis (consiste en descomponer hasta llegar a los elementos simples) La tercera es la síntesis (reconstrucción deductiva de lo complejo a partir de lo simple). Por último, la enumeración, que es la revisión del proceso afín de cerciorarse de no haber cometido ningún error.

Como nos ha anuncia en el texto que comentamos, Descartes quería construir un sistema de conocimientos de cuyas proposiciones no se pudiese albergar ningún tipo de duda. Una vez simplificado el método en estas cuatro reglas, el problema al que se enfrenta para aplicarlo, es encontrar esa primera verdad que fuera evidente por sí misma, absolutamente cierta y a partir de la cual poder continuar con la deducción. Descartes tenía motivos para no aceptar verdades que se presentaban como tales. En primer lugar porque aunque es improbable que los sentidos nos engañen, la improbabilidad no significa certeza (las falacias de los sentidos que nos inducen a veces a error). En segundo lugar porque no podemos estar seguros de distinguir entre la vigilia y el sueño. Por último (Descartes añade posteriormente un motivo más radical), dormidos o despiertos, las verdades como las de las matemáticas son ciertas, pero tal vez pueda existir un genio maligno que nos haga creer en su certeza no siendo así. Por tanto, es necesario eliminar esos motivos de duda si se quiere aplicar con éxito el método. Encontrar esa primera verdad parecía tarea imposible y que abocaba al escepticismo. Pero Descartes de una cosa no puede albergar la más mínima duda: del hecho de estar pensando y estar dudando, el ser una cosa que piensa (res cogitans); de ahí su célebre frase “pienso, luego existo”. Encontrada esa primera verdad, la existencia del sujeto que duda y piensa, absolutamente cierta, Descartes se pregunta por aquello que hace que esta proposición lo sea. Consiste en la claridad y distinción con que se percibe. Este criterio de certeza o regla general le servirá para saber cuándo podemos admitir una proposición como verdadera, como el hecho de saber que yo, como sustancia pensante, soy una cosa diferente del cuerpo.

Pero hasta ahora lo único que Descartes ha admitido es el ser una sustancia pensante. ¿Cómo demostrar la existencia de la realidad extramental? Tenemos la idea de mundo y de existencia, pero con ello no podemos decir que quede demostrado que el mundo exista. ¿Cómo salir del pensamiento, de esa primera verdad que hemos alcanzado? Para ello Descartes analiza el pensamiento. Su actividad consiste en pensar ideas. Entre ellas encuentra las que parecen provenir del exterior (adventicias) y las que surgen de unir otras ideas (facticias). Ninguna de ellas le sirve para demostrar la existencia del mundo. Pero también encuentra otro tipo de ideas que no son ni adventicias ni facticias: son innatas. Por ejemplo la idea de infinito, que asocia a la idea de Dios. Mediante el argumento ontológico y la causalidad aplicada a la idea de Dios, Descartes demuestra su existencia.

Demostrada la existencia de Dios, Descartes sí puede afirmar la existencia del mundo despejando cualquier sombra de duda: Dios, perfecto y sumamente bondadoso, no puede permitir que me engañe al pensar que el mudo existe; por tanto, el mundo existe. Admitida la existencia del mundo, constituido de extensión y movimiento (cualidades primarias, las únicas cuya existencia garantiza Dios), se podrán deducir la física y las leyes del movimiento, deducción que el propio Descartes llevó a cabo, cumpliendo el objetivo que se plantea en el texto que comentamos. 

De esta manera, la realidad para Descartes quedaría constituida por tres sustancias: Dios o infinito, pensamiento (res cogitans) y extensión (res extensa). Aunque en rigor solamente podría haber una única sustancia “todo aquello que existe y no necesitas de otra cosa para existir” (Dios), al insistir Descartes en que el alma (pensamiento) es una sustancia distinta del cuerpo (cosa extensiva), lo que pretende es salvaguardar la libertad del alma, evitando el mecanicismo determinista de la materia. Con ello se observa también la raíz antropológica del pensamiento cartesiano y su profunda preocupación por el ser humano, tratando como objetivo de su filosofía el fundar la libertad en la razón para así conseguir la felicidad y perfección humanas.